Cuando se viaja siempre hay lecciones aprendidas desde la propia
experiencia y desde los relatos de las personas que has conocido en el
trayecto. Después de once horas de vuelo, y de recorrer diez y siete horas por
tierra una meseta árida cuyo paisaje de pronto sorprendía con montañas
magníficas, algunas de ellas nevadas en los impactantes parajes conocidos como
Los Altares, concluí uno de los viajes más demandantes que he realizado y que
inició en la ciudad de Trelew (que significa el lugar de Luis en lengua
galesa); pasando por Puerto Madryn frente al Golfo Nuevo; Esquel, en la falda
de la Cordillera de los Andes; y a la par del Mar de Argentina: la
indescifrable Comodoro Rivadavia con vientos de 80 kilómetros por hora y un
frío que cala hasta los huesos del viajero.
En estos remotos sitios de la Provincia del Chubut situados en el
corazón de la Patagonia argentina, compartí cuatro charlas en auditorios con
personas ávidas de conocimiento sobre el tema del crecimiento económico verde
desde la visión de la CANACINTRA y las últimas noticias globales del Programa
Decenal de Consumo y Producción Sustentable. Tres de las charlas incluyeron la
información sobre el Plan-Modelo de Manejo del Patrimonio Natural y Cultural de
Bustamante Nuevo León que viene implementando la fundación Mundo Sustentable
A.C. desde el año 2005.
Museo Paleontológico
Egido Feruglio,
ciudad de Trelew
|
Museo de Desierto, Saltillo, Coahuila |
La Provincia del Chubut tiene muchas cosas en común con el Estado
de Coahuila. Este último se está promoviendo como “Tierra de Dinosaurios” por
los descubrimientos realizados en el municipio de General Cepeda, y en Chubut
hay importantes parques paleontológicos y museos que dan cuenta de los grandes
hallazgos en un territorio que fue de los últimos que emergieron cuando se
conformó la plataforma continental de América y que fue una rica selva que
propició la vida de dinosaurios hasta que surgió la que se conoce como
Cordillera de los Andes, espina dorsal de esta región.
Gauchito Gil (foto tomada de Internet) |
Tengo mucho que compartir acerca de este inusual viaje en la
región que fuera llamada Chupat por los mapuches, grupo étnico de la región y
del que abundan orgullosos descendientes como Nelson Colin (apellido que
significa tigre rojo), a quien conocí en el tránsito entre Trelew y Rawson y
quien con la sabiduría de su gente me dijo que la palabra mapuche se componía
del vocablo mapu que significa tierra, y che, que significa gente: gente de la
tierra. Aunque a tirabuzones, Nelson quien tiene la profesión de músico, me
habló un poco de la tradición del “Gauchito Gil” famoso bandolero nacido en la
Provincia de Corrientes que robaba a los ricos para dar a los pobres, y que es
venerado con múltiples capillitas de techos rojos a lo largo de las carreteras.
Imaginario más que interesante porque de alguna manera es la forma en que se
interpreta la figura vigente del político Juan Domingo Perón, al que se le
refiere por su apellido, esposo de Eva, (así, sin apellido) la idolatrada líder
que sigue convocando multitudes en la Gran Buenos Aires.
“El que domina, nomina”, dijo la diminuta, férrea y gentil María
Paniquelli titular de la Dirección de Investigación de la Secretaría de Cultura
de la Provincia del Chubut, en medio de una apasionada conversación académica.
Efectivamente, quienes vencen, bautizan a los vencidos. Ese fue el
caso de los conquistadores europeos que llamaron araucanos a los mapuches,
aunque éstos conservan hasta el presente su nombre original. A su vez, los
mapuches llamaron tehuelches a los habitantes de gran estatura que habitaron
esta región denominándola Patagonia, por los grandes pies de estos aborígenes
cuyo nombre real es el de gününa kuna. Los tehuelches quedaron subsumidos
culturalmente bajo la égida de los mapuches.
Carlos Gómez.
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