jueves, 27 de marzo de 2014

DE POESÍA Y DE POETAS
El poeta es una figura que ha estado presente en todas las eras de la historia de la humanidad. A través de la poesía es que el ser humano ha manifestado su propia esencia y la esencia de lo que le rodea. En la construcción de la poesía se precisa de la observación y de las experiencias de quien la construye y a mi parecer resulta una tarea más sencilla elaborar un ensayo de economía o de ciencias políticas, que hacer un poema porque en los ensayos se emplea la lógica y el conocimiento y en un poema se involucra la vida misma.
Aristóteles quien vivió del 384 al 322 A.C. en su obra Poética intentó resolver el dilema que encierra la poesía y su deber ser: Expresión de arte, o instrumento de comunicación de los espíritus humanos. Creo que ambas vertientes no son excluyentes pero nos plantean laberintos desafiantes en la memoria de los pueblos.
El pasado 21 de marzo se celebró internacionalmente el “Día de la Poesía” y por ello quiero compartir la visión sobre la poesía y los poetas de uno de los hombres más sobresalientes que he conocido en mi vida
Imagen tomada de Internet
Alfredo Gracia Vicente, español nacido el 6 de agosto de 1910 en Castel de Cabra, Teruel, y que falleció el 23 de marzo de 1996 en la ciudad de Monterrey, México, radicó primeramente, por pocos años, en Tampico luego de haber huido junto a otros compatriotas del franquismo.
Desde su infancia tuvo cercanía con la literatura pues escribía cuentos.  Llegó a ser amigo de Ángela Figuera, Pedro Garfias, Salvador Novo, Alfonso Reyes y Luis Buñuel entre otras personalidades.  Don Alfredo logró destacar como librero y galerista siendo su principal papel el de promotor cultural.
La poesía se contiene en un texto breve que conjuga los anhelos y preguntas existenciales. Los poemas sofisticados que se apoyan en técnicas, comunican menos en contraposición de los poemas que provienen del corazón que son sublimes porque surgen sin la pretensión de obtener buenas críticas de los expertos en lingüística. Hacer poesía llana, que sea asimilada y apropiada por los lectores requiere de un bagaje emocional.
Decía Don Alfredo Gracia Vicente que, cito: “A todo poema se le puede atribuir una existencia previa al poema escrito, aquello que se anidó en el en íntimo universo de cada poeta.. Este universo conformado por herencias –unas inmediatas y otras con lejanía de milenios- contiene semillas que germinan al calor de la palabra hablada o escrita; signos en suma que operan como impulsos expresivos que provienen de l as facultades naturales del hombre, digamos del poeta. En la poesía reside la esencia de lo humano; en la expresión reside la posibilidad de la comunicación de las esencias. En la poesía está la música que todos llevamos por dentro; al poeta corresponde ponerla en solfa. En la poesía se siente el acento de la verdad; al poeta corresponde apropiárselo y defenderlo como suyo. Tanto como es artista, el poeta es un hombre de valor; en la dignidad de ser poeta el artista hallará su valor de hombre.”
Don Alfredo tenía una casa de campo en Ramos Arizpe, Coahuila, y disfrutaba con su esposa María Luisa y con su hijo Alfredo los vinos coahuilenses acompañando delicias de la cocina española en base a jamón serrano.
Fue mi amigo y tuve el privilegio de organizarle un homenaje en el setenta y cinco aniversario de su vida. La apreciación sobre la estética visual que tenía era de avanzada pues sostenía que el grafiti era un arte que debería estar en los grandes museos de arte. También era un hombre de avanzada en términos de sustentabilidad pues habiendo participado en la guerra civil española, pensaba en la paz como un valor superior.   
Sostenía que: “Todo poeta o amigo de la poesía tiene derecho a trabajar en paz, por un mundo en paz, junto a los miles de millones que amamos la paz. La paz es mucho más que un programa poético o político. En la paz nos justificamos como hombres hermanos del hombre. La paz del poeta exige mucho más paz que el cese literal del fuego: van contra la paz los asesinatos de niños, los crímenes étnicos, la muerte que vive del fanatismo, la violación física o moral de la persona humana y toda violencia contra el normal desarrollo de nuestras vidas solidarias. Todo lo anterior y más, también son cosas de poesía y de poetas.”
Hoy recuerdo por su ejemplo y espíritu universal a este hombre menudo de cuerpo y grande de entendimiento, como se recuerda a un familiar querido que se ha marchado.
Carlos Gómez Flores

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